sábado, 3 de noviembre de 2018

HISTORIAS DE KYRAT II

¿He dicho ya que llegué a un poblado? Me dijeron que cuando estuviera preparado volviera para unirme a la Senda Dorada que es como una peña que organizan partidos de futbito mixtos o tiroteos, no me quedó muy claro. Pero mixtos seguro.

La cuestión es que me dijeron que volviera cuando estuviera preparado. ¿Sí? Pues me fui un rato a dar bandazos por ahí, hacer el gamberro y contemplar el paisaje.

Pronto me di cuenta que por todos lados hay dinerito fresco, en cajas ahí tiradas en mitad de la selva, junto a cabañas, en cuevas... Además el personal lleva encima cosas rarísimas como guantes quirúrgicos, revistas porno, estatuillas o fotos antiguas y lo mejor de todo es que después te lo compran por la cara.

Entonces pues me pudo el ansia viva de acaparar cosas y venderlas así que exploré un poquito y de vez en cuando intercambiaba disparos con los de rojo que son los malos. ¿Lo he dicho ya? ¿También? Bueno…

Al poco ya no tenía más espacio para objetos ni para moneda de curso legal. Literalmente no podía seguir cogiendo ni cosas ni dinero. Mi gozo en un pozo.

Entonces vi la luz y adquirí conocimiento a través de la meditación trascendental en el incomparable marco natural de la profunda jungla que lo material es efímero y que todos estamos conectados a través de la energía con el resto del Universo sin importar tiempo ni espacio, así que volví para unirme a la Senda Dorada…

¡Qué va! Es coña. Me puse a fabricar carteras y más espacio para el inventario a base de cazar animales con un arco y clavarme jeringuillas con drogaína en el antebrazo.

Una muchacha me facilitó mi primer arco básico y me dijo que había una anciana preocupada por unos lobos, que fuera a de matarlos y a de despellejarlos, que pobrecita la anciana y tal y cual. Así que fui y lo hice. Lo hice. Destruí la guarida de los lobos no sin ciertas dificultades. Le pegué fuego con unas flechas incendiarias que curiosamente estaban en la entrada.


Este bicho es de los peores
Ahí descubrí el encanto de la caza. Cada bicho hace sus ruidos y en cada zona manda un depredador concreto. Que si leopardos, que si lobos, osos, perros salvajes y los malditos peces que muerden como sus muertos.

El asunto del arco es por ir en plan sigilo sin hacer ruido y sobre todo por obtener más y mejores pieles de cada pieza, pero cuando te descubren van por ti y tienes que tirar de pistolas o machete o lo que tengas a mano. A veces salía por patas sin remordimientos, como todo un cobarde.

El asunto de las jeringuillas es que hay unas específicas para cazar, para ver a las presas y a todo el que esté cerca durante un tiempo. Estas jeringuillas se fabrican con hojas que coges directamente de las plantas en la misma selva, no hay que pedirlas a ninguna farmacéutica ni por internet ni nada.

En Kyrat todo está muy a mano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario