viernes, 29 de enero de 2016

ME RIO EN LA CARA DE LA RETROCOMPATIBILIDAD

La siguiente opinión va a escocer.

Retrocompatibilidad: ¿A quién le importa? ¡A NADIE!

Si, Claaaaaaro. Vamos a pasarnos a la NEXT GEN consolera por 400 pavos para jugar al FIFA13. Que si, que si. Claaaro, y vendemos las anteriores consolas y los mandos, que nos rebajan unos eurillos pero me quedo con esos juegazos de antaño para… ¡¡¡SEGUIR JUGANDO A LO MISMO!!!

Seamos serios. La retrocompatibilidad es una característica estupenda que ningún consumidor debería desatender. De hecho, debería estar PROHIBIDO sacar una consola nueva que no fuera retrocompatible. Da más opciones a muchos más consumidores, economías y usuarios. Deberíamos luchar con fuerza por ella, pero me temo que el asunto no funciona así.

Y no funciona así por varios motivos, pero el principal es que los que fabrican las consolas y los que hacen los videojuegos hablan. Entre ellos. A hurtadillas… Cuchichean… Y llegan a la conclusión de que juntos pueden ayudarse. A vender. Más. Caro.

¿Qué no? DATOS OBJETIVOS. El éxito de ventas de una consola es INVERSAMENTE PROPORCIONAL a su nivel de retrocompatibilidad (y curiosamente también a su precio):

1er. Puesto: ¡PLEY ESTEICHON CUATRO! Éxito de ventas. Retrocompatibilidad CERO.

2º. Puesto: Equis BOX GÜAN. Retrocompatibilidad relativa, con cuentagotas.

3er. Puesto: Wii U. Hasta los mandos son retrocompatibles. ¿Quién se la ha comprado?

NI CRISTO.

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