martes, 8 de septiembre de 2015

DESTINY Y LA INDUSTRIA

Destiny cobrará por tres “expansiones” en su primer año un total de 80 Euros. Si a esto añadimos el coste inicial del juego cuando salió, unos 50-60 Euros, el coste de la tarifa de internet que cada uno tenga y el servicio de suscripción que algunas plataformas exigen para jugar online (no funciona sin conexión), la cuenta empieza a abultarse.
Pero sigamos; 100-130 euros de juego al año. Más otros 100 proporcionales de conexión y suscripción, por no hablar de la consola y el mando ni restar promociones u ofertas… ¿Dónde quiero llegar? A que cada vez se está poniendo más caro esto de jugar “a la última”, a títulos modernos y recientes que estén en la cresta de la ola.
Hasta aquí la variable PRECIO con la que tampoco quiero cebarme. Al fin y al cabo el precio es relativo, cambiante y ondulante. Empecemos con la calidad. Un videojuego triple A que NECESITA tres expansiones de pago y una huelga de usuarios en su primer año para mantenerse en todo lo alto ¿es un producto de calidad?
Yo lo he jugado hasta la saciedad y lo sigo haciendo y podría resumirlo en un rotundo SI. Destiny es un videojuego de calidad, bien programado y bien mantenido, pero ¿y la relación CALIDAD/PRECIO? Ahí NO. Me da la sensación de que me están cobrando demasiado por lo que otros títulos no me cobran (GTA V o Splatoon) o bien me están cobrando demasiado por algo que no aporta mucha más calidad a lo que ya tenía. Como si fuera más de lo mismo.
Lo que más me asusta es que ese cobro por contenido es casi lo único que me mantiene “sujeto” a Destiny. Como si el pagar me obligara a amortizarlo. Y digo “casi” porque he de reconocer que hay más elementos que me tienen pegado al juego, como su dificultad, la necesidad de jugar de forma cooperativa y organizada, el buen diseño de niveles y enemigos, el continuo reseteo de recompensas o el afán de coleccionismo que impera en el juego y en la comunidad. Muchos de estos factores también están “tocados” por Bungie, pero eso no resta valor al juego.
Dicho de otro modo: ¿Seguiría jugando a Destiny tal y como salió de fábrica sin dos o tres DLC? Me temo que la respuesta es clara: NO. Y esto conlleva otra serie de reflexiones.
Hay otros muchos ejemplos de pago por contenidos perfectamente respetables y exitosos, como Worlf Of Warcraft. La diferencia es que WOW lo advertía desde un principio. Los creadores de Destiny prometieron una experiencia a largo plazo pero no dijeron nada de pagar nuevamente cada tres meses. Diez años, dijeron. ¿Van a estar cobrándonos diez años? ¿Por qué no lo avisaron desde un principio?
Pagar por contenidos no es ningún problema. Casi al contrario. El problema lo encuentro cuando no estaba previsto y la relación calidad precio se resiente. Se empieza a traspasar la delgada línea de la honestidad. En los modelos free to play precisamente el pago por contenidos se ha extendido hasta un punto insospechado.
He ahí el caso de HeartStone. Un juego de cartas que se coló en todos los premios a juego de año. “Gratis”. Para móviles y Windows y que ha recaudado ingentes cantidades de dinero mediante los llamados “micropagos” (se habla de unos 20 millones de dólares al mes en sus mejores momentos). Pagas por un pack de cartas en un juego de cartas la posibilidad de obtener mejores cartas cada vez.
Pero el modelo de micropagos en los videojuegos también tiene sus sombras. Funciona del siguiente modo: El juego en cuestión es “gratis”. La primera parte de la experiencia jugable es genial. Avanzas rápido y vas abriendo opciones, zonas, unidades, personajes o lo que se tercie.
A medida que avanzas en algún momento ese recurso clave del videojuego, esa estrellita, esas rosquillas o ese extra ya no es fácil de conseguir. Todo lo contrario. Entonces es cuando el videojuego empieza a dictar sus normas. Normas que no tienen nada que ver con el mensaje inicial del juego, ni con la destreza del jugador, ni con la finalidad de entretener. La dificultad de repente no compensa los logros.
“Te obliga” a jugar todos los días un ratito, pues todos los días te da recursos o sorpresas o lo que sea. Te obliga también a conectarte a esta o aquella red social, compartirlo con amigos pues eso también te da recursos (y el videojuego se vuelve “viral”). Te obliga a instalar otras aplicaciones, o a tragarte cada cierto tiempo algún anuncio. Tu habilidad a los mandos queda en un segundo plano. No vas a avanzar por ser buen jugador. Más bien por otros motivos, por insistencia. Te encamina a jugar horas y horas para conseguir esa “llave” que te abre esa fabulosa parte del juego…
…O bien piensas que tu tiempo vale más que cualquier otra cosa y que, por menos de un euro tienes un buen montón de recursos, suficientes para… ¿un par de semanas? ¿Qué más da? Ya somos adultos capaces, cabales y tenemos una economía estable y saneada. Unos euros no van a arruinar a nadie y contribuyen al mantenimiento de una empresa de videojuegos o unos servidores online. La base del juego ha sido gratis y el precio a pagar después es “micro”. Nada que objetar. Sólo que ahora parece que la finalidad de todo esto no es entretenerte, sino que alguien gaste dinero. Pero igualmente: Nada que objetar. Siempre puedes negarte.
¿Y si todo esto ocurre en plataformas y/o videojuegos claramente orientados al público infantil? ¿Y si el videojuego por el que suspiras decide cerrar sus servidores online aunque hayas pagado por ello? PES 2014 cerró sus servidores a los dos años sin advertirlo a la hora de la compra. Mario Kart Wii en cuanto salió la Wii U y su flamante Mario Kart Wii U. ¿Y si las suscripciones PS Plus se encarecen de un día para otro? Todo esto parece estar encaminado a que el usuario tenga menos opciones.
Algo parecido ocurrió en Destiny. La curva de dificultad para llegar al nivel 20 cuando el juego salió era bastante correcta. Después se hacía un poco cuesta arriba pero nada que no se pudiera superar con ayuda de algún otro guardián amigo, insistencia, paciencia y tiempo. Tiempo y paciencia. Y buenas dosis de repetición, por lo que la experiencia se resentía. Entonces salió el primer DLC de pago y ocurrió: Obtener satisfacción jugando a Destiny ya no era cuestión sólo de tus habilidades y/o tu manera de jugar. Era (es) cuestión de dinero.
Llegados a éste punto hay que volver a hacerse la pregunta: ¿Seguiríamos jugando a Destiny tal y como fue concebido en un principio sin ninguno de los DLC´s de pago? Antes de responder alguien dirá: “Destiny fue concebido así, con la idea de los DLC´s de pago. Nadie te obliga a comprarlos”. Es cierto a medias pues me temo que no lo advirtieron. En la carátula no pone nada de eso. Pero aún con todo la pregunta sigue teniendo vigencia e importancia. ¿Seguiríamos jugando a Destiny una vez alcanzado el nivel 30 y haciendo cada semana Ocaso, Semanal, Enseñas de Crisol y Cámara de Cristal? Me temo que la respuesta es NO.
Y si la respuesta es no, surgen otras preguntas. Una, sobre todo, bastante curiosa. Sigamos con la idea de que compramos Destiny y no existen DLC´s de pago. Modelo clásico. Te lo pasas, juegas online un tiempo y se acabó. Al año o dos, o tres, sale Destiny 2. ¿Lo hubiéramos comprado? OJO. Si la respuesta es NO todo esto tiene trucos. Varios. Destiny 2 EXCLUSIVO-PARA-CONSOLAS-DE-NUEVA-GENERACIÓN (VIDEOJUEGO-MÁS-CARO-DE-LA-HISTORIA) no hubiera tenido éxito. Entonces… ¿Nos están vendiendo Destiny 2 poco a poco porque de otro modo no lo compraríamos?
Pagar por un contenido de calidad y HONESTO no es reprochable. Al contrario. Es absolutamente necesario y útil. Ni siquiera importa la cuantía del precio si se me permite la licencia. Es lo de menos. Precios hay para todos los gustos y sólo es barato o caro cuando se paga y se recibe algo a cambio. Precio es lo que estamos dispuestos a pagar en un momento determinado, no lo que marca una etiqueta. No existe realmente el concepto “gratis total” por lo que el precio es simplemente algo que tiene que existir. Nos es problema, repito, en éste tipo de bienes. Es más importante la honestidad del producto, que éste deje al usuario decidir, que informe bien de lo que ofrece y que se entregue un producto de calidad.
Destiny no hace bien todas estas cosas. Baila sobre la delgada línea. De. La. Honestidad.
Pero comparemos esta forma de ocio con otras. Destiny durante un año puede darte entretenimiento durante unas 200 horas o más. No es extraño. 200 horas de cine en sala nos costarían no menos de 500 Euros. 200 horas de cine a dos horas por película son 100 películas. A 5 euros la entrada más barata o una media: 500 Euros.
Fútbol. 100 entradas de partidos de primera división –no sería justo compararlo con una segunda división- a 2 horas por partido. ¿Cuánto vale una entrada para un partido de fútbol? Ni idea. ¿20 Euros? 2.000 euros en Fútbol y creo que me quedo corto.
Pero estas comparaciones son odiosas porque estamos comparando medios digitales con algo más tangible y clásico. Comparemos con servicios de suscripción digitales (pago por contenidos). Un año de Spotify costará en torno a 100 – 120 euros. En cine en Streaming, Netflix cuesta unos 72 Euros anuales. Igual que Yomvi. Alquilar una película de estreno en WakiTv puede rondar los 4 o 5 euros o más si está de estreno. La suscripción mensual unos 7 euros. 84 euros al año pero son suscripciones con recorte en los contenidos normalmente. World Of Warcraft nos cobra unos 9-10 euros al mes más comprar el juego. Todos estos servicios cuestan más o menos igual que Destiny.
Todas estas comparativas, si apreciamos que Destiny es un juego diseñado para tenerte entretenido gran cantidad de tiempo, hacen que no sea una mala compra. Pero quizá esto es la relación CANTIDAD/PRECIO. Aquí Destiny es sobresaliente, y aún más: Si encuentras un pack o promoción en el que el precio o los DLC´s estén rebajados o incluyan algo más, entonces es simplemente una compra genial y difícilmente superable en éste aspecto. Destiny es por tanto una estupenda decisión de compra a precios reducidos. Te da mucha cantidad y calidad por un precio razonable.
Y esto, quizá, nos hace volver al principio. Más al principio de lo que nos creemos. A esos principios en que teníamos que echar cinco duros a una máquina para seguir jugando a más de lo mismo, cada vez más difícil. ¿Cómo explicábamos a nuestras madres que con cinco duros más podríamos rescatar a la chica en Double Dragon?
Quizá todo es cuestión de precios y de tiempos. De lo que es nuestra “Industria de los videojuegos”. Y de Honestidad.
Así que, concusión: La expansión The Taken King, también llamada “El Rey de los Poseidos” y que yo particularmente llamo Destiny 2, no debería costar 40 eurazos por muy mastodóntica que sea.
Yo ya la tengo reservada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario