viernes, 26 de abril de 2019

Breves: PS5

16 de abril de 2019. Primeros datos sobre una posible Playstation 5... Y ¿Adivinan? Sin tiempos de carga. Otra vez.

Vía Wired.

viernes, 12 de abril de 2019

PASE EXPANSIÓN ZELDA BREATH OF THE WILD

Vamos a ver. Yo ya me había pasado el juego ¿vale? Me recorrí Hyrule más o menos todita, o eso pensaba. Que si buscando las pruebas heroicas y misiones secundarias, recolectando sandeces, que si liado con las hojas kolog que ya tenía unas doscientas y pico y tal y cual. Tengo que si el traje clásico, que si las máscaras de los monstruitos, el traje oscuro, el traje luminoso, el otro… En definitiva que he pateado el mapa más o menos bien y tengo al muñeco bastante enseñadito ya. De hecho, lo tenía hasta abandonado. 

Ahora me llegan los DLC y la verdad es que les tenía ganas. Te dan una todavía más trajes aunque muchos tienen poca chicha y encima no se pueden mejorar. Encima. Me puse a buscarlos por el terreno a base de pistas que no están mal pero a veces son demasiado facilonas, primo. En cuanto las leía decía ya sé dónde está. Ya verás cómo va a estar ahí. Seguro. Es que me juego mil duros. 

Iba al sitio, y allí estaba el cofrecillo. ¡Que maquinón! Además si el tema se ponía chungo y me veía despistado el propio juego te da una ayudita más por si eres tonto del tó. Activas el detector sheika y lo pones en modo detectar cofres del tesoro y te detecta los cofres del tesoro también de la versión expandida. No tienes ni que fotografiarlos… 

Toootal… que mi traje oficial de explorador es la máscara kolog y el resto traje de montaña para escalar como un campeón, además del detector de cofres (tonto del tó). Voy buscando los cofrecitos extra y al mismo tiempo descubriendo hojas y hojas a cascoporro. Ya llevo casi quinientas. Otras quinientas me quedan. 

Me gustó la camiseta de Nintendo Switch y otros muchos trajes son bonitos de ver, muy bien diseñados pero no me gustaron los cofres de la meseta de los albores. ¿5 flechas bomba y un rubí? ¿Pero esto que es? ¿PERO ESTO QUE ES? Dadme cosas chulas, alguna gorra o algún arma rara… Además, muchas de las vestimentas de los DLC te dan habilidades que yo ya tenía hace dos mil años sólo que con menos defensa y sin posibilidad de mejorarlos en las fuentes de las hadas tochas. En fin. Basura

Ahora, cuidado. Hay cosas que molan un huevo. Los arreos ancestrales parten la pana. Permiten meter tu caballo en muchos sitios, llamarlo a chiflidos desde donde sea y lo hace más resistente. Un lujazo que además queda super bien cuando te vistes con la armadura ancestral. Todo a juego en plan robocop. Vas ya que te ven venir a lo lejos y dicen “malo”, como este se ponga a repartir mamporros se queda solo. 

El teleport es un buen cacharro pero le he dado poco uso. Para obtenerlo su cofre está rodeado de malotes gordos. Nada que objetar por ahí. Gusta pelearse con los guardianes ahora que les he cogido el truco. 

¿La moto? Fffffff… No sé. Mero adorno. En algunas zonas se pueden hacer muchas cabriolas con el salto y eso. Prefiero el caballo en modo ancestral que no gasta gasolina. 

Santuarios. Bien. Pon santuarios ahí que nunca están de más. Sin susto ninguno. Yo hubiera puesto quince o veinte más y un poco más difíciles, con buenas peleítas además de los puzles y con mejores recompensas pero tampoco vamos a ponernos en plan chulito. 

El modo difícil. Aquí hay que ponerse ya en plan serio. El Centaleon dorado. Perfecto. Las plataformas aéreas. También. Pero sólo hay un problema. Te obligan a empezarlo de nuevo y es una lata. Ni lo he usado.

Malos in the Sky

El tema de la senda del Héroe aporta buenas horas de juego y sube un poquiiiiiíto el escalón de dificultad. Nada que no se pueda soportar pero se agradece. El reto de la espada ancestral también tiene su gracia pues no te permite grabar cuando te salga del alma y aunque no es tampoco complicado sí que impone un poco más de tensión y disciplina pues si te matan te echan muy para atrás. Además te hace pensar en la gestión de recursos, algo que el juego por demás sólo esbozaba. Entonces, bien pero sin tirar cohetes. 

A lo que voy es que hay cosas buenas y malas. ¿Cuánto cuesta? Los 2 DLC cuestan 20 pavos que no es nada caro para lo que ofrece y para lo que hay hoy día por ahí. Es que… Ya tenía ganas de volver a Hyrule y darme vueltas con algo de interés. Me ha dejado buen sabor de boca. 

No tenía pensado conseguir todas las hojas kolog pero lo mismo me pongo ahora que tengo esa peazo mascara. No creo porque es que son muchas. Bueno, lo mismo me pongo si estoy aburrido. Es que son muchísimas. Es un show conseguirlo. Es que es de locos. Son 900. Son más. Realmente no creo que pueda. Si. Voy a poder. No. Lo mismo Si. No. Si. No. 

No sé. 


Más | En Yasikevicius

sábado, 6 de abril de 2019

CONCEPTO DE VIDEOJUEGO (II)

En la anterior definición me quedé corto. Lo admito. Me dejé atrás algunas cosas y alguna muy gorda. Al turrón. 

No dije nada de imagen en movimiento y es de traca. Lo normal en un videojuego es que haya imagen en movimiento, por mínimo que sea. Además el movimiento se vuelve poco menos que imprescindible si lo relacionamos con la interactividad. El resultado final de mezclar una imagen estática con la interactividad es que esta imagen cambie, ergo de algún modo se mueva. Más o menos. 

Me vais a decir que en juegos como Myst e incluso los primeros videojuegos conversacionales y de mazmorras poco movimiento hay, pero lo hay. Así que, sentencio: Sin movimiento no hay videojuego, amigos. 

A otra cosa. Quedamos en que los primeros videojuegos son Computer Space y Pong. Nada que ver el uno con el otro. En el primero éramos una especie de cohetito que disparaba pixeles. En Pong eramos una barra rectangular feísima que jugaba al tenis. No se parecen en nada. ¿O sí? 

Ambos juegos tenían algo en común. En un lado de la pantalla imperaban unos numerazos. Numeros hermosos, grandes y bien visibles… ¿Por qué? 

Porque el videojuego es competición, prueba de habilidad, superación y todo ello requiere un contaje compadre. Contaje del bueno. Matemáticas. Un conteo, números gordos que se vean de un vistazo rápido sin perder detalle de la pista de tenis ni del espacio exterior. Tensión, concentración, resultados, evolución o superación no estarían ahí sin esos números.




De lo contrario ninguno de los dos videojuegos tendría ningún número en la pantalla, ¿Para qué? Simplemente jugaríamos a disparar marcianitos sin más gracia. Hasta el infinito. No nos sirve. Igual con el tenis. Jugar eternamente más bien parecería un castigo. No funciona así. 

Este simple detalle introduce muchos otros elementos como que son un sistema de reglas y una abstracción siempre necesaria no solo por la presencia en sí de los números que son abstractos per sé. 

No obstante todo lo anterior y para ir terminando, me quedaré con una reflexión que me gustó mucho y que leí en “¿Qué es un videojuego?” de Isaac López Redondo


Un videojuego es un juego y por tanto todo lo dicho, escrito y estudiado para los juegos vale también para los videojuegos. ¿Cómo os quedáis? ¿Con el culo torcido? Normal. 


Porque eso hace de los videojuegos una herramienta con la que la humanidad ha aprendido a sobrevivir, a des-estresarse, a comunicarse, a estimular habilidades, a ser libre, a decidir quién es mejor o peor, a evadirse, e incluso ha aprendido reglas básicas de comportamiento y relación. “El juego es vital”, dicen. Necesario. 

Repito. Todo lo dicho, escrito y estudiado para los juegos debe ser válido para los videojuegos.